AUNQUE TÚ FUERAS DE TODO EL MUNDO YO SOY DE TI

Esta paciencia de agua en la tormenta
—caballo alígero que desafía
el paso vil de la monotonía—,
esta inquietud, esta mi sangre lenta,

esta zozobra —lóbrega pimienta
que me estimula la bellaquería—,
esta duda de lámpara de día,
esta mi carne y su canción violenta

tú las mueves y sólo tú las calmas,
por eso nuestro coito lleva palmas
del amor, del deseo, de la espina.

No es suprema la unión de nuestros cuerpos,
es distinta esta máquina leonina
que somete a la muerte en ruda esquina.