Si el arte de vivir precisa olvido,
si de olvido se nutre la memoria,
es un pozo –profunda, la memoria–
que se engulle a sí mismo y pare olvido;
y esclavo cimarrón es el olvido
de la cárcel que duerme, la memoria.
No existe, si despierta la memoria,
más vida que el olvido del olvido,
o el sueño –el consanguíneo de la muerte–
se yergue y restituye la memoria,
y la vida recomienza su latido.
Si tu cuerpo es vecino de la muerte
sobreviene dos veces la memoria
(De El arte de vivir precisa olvido)

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