jueves, 6 de agosto de 2009

Preceptos de Juglaría

I

INSTRUCCIONARIO


Aquí sólo se trata de bailar y cantar

y sólo los juglares cantamos y bailamos

Ramón Irigoyen


1

A qué pulir tanto

y embellecer el poema

-guijarro del empeño

de líquido diamante.

Si está vivo

no requiere artilugios,

le basta la voz propia.


2

Oye la voz del desierto,

atiende sus señales:

Extirpa lo maduro

del cigotopoema,

no sea que al nacer

lo maduro esté podrido

y haya contagiado lo demás.


3

No valores tu oficio

por las hojas que gastas.

No le importan al árbol

las hojas que tiene,

ni las caídas lo desnudan:

ama las que todavía no ha mudado.


4

Apaga el televisor

y la radio,

cierra el periódico.

Lo tuyo no es descubrir

el cosmos,

se trata de inventarlo

a imagen y semejanza,

y el mundo no es tu aliado.


5

Trabaja como blanco,

asaláriate.

Sé esclavo de la escritura

ordenada y paciente.

Encadénate al destino

de ser estacionador de palabras,

inmovilizador del idioma.

Del poema siemprevivo,

de la palabra sin reposo,

sospecha y abomina.


6

Consulta el Diccionario,

conoce el adjetivo.

Sabe que lo añadido

puede aliviar al verbo

aunque, de refilón,

atarantar al poema,

desconcertar a la poética;

al lector estupefactarlo.


7

Sé ambidiestro,

ser derecho no lo es todo.

Usa todas tus manos

al construir el poema.

Manipúlalo con la izquierda:

Es apenas un retrato

inverso

de lo que amas.


8

Si la fuerza del poema

sangra al pensamiento

y a la hoja la anega,

déjalo en paz,

no puedes matar un muerto.


9

No oigas la voz

del poema

ni sigas sus consejos.

La flecha

no busca el blanco,

quiere vibrar

el aire,

y en tu aljaba

distingo plumas.


10

Lava bien tus manos

antes y después

de escribir.

El crimen perfecto

borra sus huellas.



II

CONSEJOS PROPICIATORIOS


para nombrar lo propio de este tiempo

para nombrar también lo que he perdido

sin remedio

Javier Salvago


1

Desconfía del poema

contundente.

El reino de la mentira

convoca mitos

y, que se sepa,

ninguna vida se ha salvado

con palabras.


2

Si miras que algo se agita

en el medio del poema

no lo tomes a pecho,

es el drama que olvidaron

silenciar

y que busca el centro descarnado

del cosmos.

Ten cuidado porque muerde

y no hay vacuna

que remedie el sufrimiento.


3

Cree, poeta,

que el olvido es fiel

acompañante.

Si la fama y la gloria

te excitan,

ten presente que el poema

es proyecto de poema

y la vida epitafio

para la lápida

del sepulcro del tiempo.


4

No se trata de ser

monumental.

Al pequeño

más le duele

la memoria

y el olvido,

y es de ello

que se nutren los humanos.


5

No te ocupes de lo tierno,

la ternura ya no existe.

Se oxidó en el festival

de pasiones enconadas

del tiempo.

Fue golosina

de alacranes íntimos,

ceba de cerdos con insomnio.

Además,

su color no era gracioso.


6

Si sientes morir

sé masculino, poeta,

y arroja tu deseo

al cesto de los abortados.

Morir es algo simple,

a cualquiera le sucede.

Mas bien, morir retarda,

y la tinta nunca ha sido

la sangre de la muerte.


7

La canción idiota

que parece nacer

cuando sólo repite,

olvídala.

Lo que insiste

en perecer y rebañarse

cada segundo,

tampoco importa.


8

Atiende el rito de la cocina:

La receta del mole es más sabrosa

si enseña a asar los chiles,

si exige manteca de cerdo,

si dota el chocolate preciso.

El alma también tiene apetencias

y requiere yantar de tarde en tarde.


9

Deja al sastre los vestidos.

Desnuda al lenguaje

y ayúdale a mostrar sus carnes.

Que lo único cierto es el cuerpo

y sus intentos de placer

-desde los dientes,

que masticar palabras satisface.


10

A pesar de que ya nadie

encarga versos,

tiene sus virtudes la modernidad.

Una musa liberada y progresista

con empleo asegurado,

que cocine y lave,

que sepa del hogar.

Búscate una musa.

Ya nadie encarga versos.


11

Acopia voz,

tuyo es el grito.

El oído es hijo

del instinto,

y del oficio.



III

PUNTO


FINE

Oh, más dura que mármol a mis quejas,

retoriza mis versos,

mis imágenes obscurece,

ensordece mis sílabas.

Mas yo la amo,

amo a esa puta que se ofrece sanamente

al que la mira con intimidad

y es capaz de comulgar con ella.

Desoigo el más aconsejado consejo de mamá:

A las putas y al poema,

ni toda la ternura ni todas las palabras.

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