domingo, 4 de septiembre de 2011

Aconsejado por un Porta chileno rojo

el poeta diserta no sobre cómo clavar un clavo en un agujero, herida infligida por una ingrata cara y cara de gata, en tanto decima sobre décimas medidas para olvidar el amor, que es de suyo inolvidable (el olvido, no el amor, que es de suyo inolvidable por unicario) sino porque así lo aconseja Bono en One, en tanto se propone que no importa el continente sino el contenido o la esencia escanciada en vaso purpúreo para apurarse a cuentagotas el menjunje de tan depurada y paisana receta

Para el Cachalote Orgiástico

…para un gran amor que se ha vivido

no hay olvido…

Tomado de un memorario cursi pero efectivo

(sobre todo al calor de tres chelas o cerbatanas

debidamente friolentas,

o entremedio de las piernas della)

Olvidar –difícil arte

que no se presta a gracejo…

Sólo aquel que es muy pendejo

pretende, Amor, olvidarte.

Neruda puso su parte:

corto amor, larga memoria.

En cosas de amor –que es gloria–

olvido vale un ochavo.

La receta, burro en noria:

¡un clavo saca otro clavo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy cierto, olvidar difícil arte... me encanta tu forma de escribir...

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